Obituarios de un no-país — video a Alejandro Aguilar

jueves, 11 de junio de 2009

DIARIO DE INVIERNO MOSCÚ, 2008

Edgardo Malaspina

LUNES, 29 DE DICIEMBRE

6 grados bajo cero.

Ayer se decidió el personaje que más representa a Rusia: Alexander Nevski, príncipe ruso de la Edad Media que derrotó a los suecos y a los caballeros teutónicos. La primera victoria la alcanzó cerca del río Neva, y de allí lo de Nevski. Es un héroe casi mitológico. La iglesia ortodoxa lo canonizó. Pero lo curioso es que Stalin ocupó el tercer lugar. La periodista Elena Iampolskaia escribe un artículo sobre el asunto: Bronce para Stalin, ¿Bien o mal? Dice que la gente que votó por Stalin lo hizo porque no está de acuerdo con el orden liberal actual y quiere una Rusia fuerte, poderosa interna e internacionalmente. Afirma que esos rusos prostalinistas no se detuvieron en el lado moral cuando apoyaron al genocida , sino que prefirieron quedarse con el factor pragmático. La medalla de bronce para Stalin, con pocos votos de diferencia del primero y el segundo, dice la articulista, es una mala señal para Occidente, que puede asociar esa selección como una muestra de las ambiciones imperialistas de Rusia.

En la tarde vamos por alimentos. Caminamos a través del bosque. Regresamos en un taxi pirata. El conductor afirma que ahora hay todo tipo de mercancías en las tiendas. Hay más riqueza material, pero más pobreza espiritual y menos felicidad. Culpa a la guerra en Afganistán por la caída de la URSS. Critica a la juventud actual que piensa que lo importante son las cosas: “No leen, no van al teatro, no escuchan música clásica. Todo eso explica que en la Rusia de ahora hay más suicidios que en la socialista”, concluye.

En la noche hacemos lo más natural: bebemos vodka.

PROSA DE CENIZAS

Daniel R. Scott


Caballero andante soy, sin cabalgadura ni armas, vestido de civil, pero con la vocación aun intacta, ennobleciendo mi alma de otros tiempos. Pienso a la orilla de los ríos: siete largas Eras históricas me separan de mi Edad de Oro, y me digo, viendo correr mansas las aguas: "¡Mira que si me ha dolido!" Suelo vivir en la etéreas ruinas del castillo de esa Edad Dorada. Jamás me imaginé la falta que me haría, no sabía el espacio único y vital que ocuparía en mi vida. Calor en lecho de sedas, tazón de pócima vivificante en las auroras del medioevo, el beso al polvo de las estrellas y de las galaxias, paseos por empedrados coloniales, caricia oculta que exploraba la profundidad de la roca femenina, visita a los ancestros de los ancestros,

Pero las Eras avanzan y vino derrumbe repentino y universal que fue dolor, que fue tortura. La efigie de gloria escultórica se dejó agrietar por los lados del corazón; el semblante se hizo aterrador, desconocido, materialista, de un duro mirar que nos castigó aquellas madrugadas sin nombre en donde las festividades y algarabías tribales extinguieron mi existencia. Las doncellas que otrora creyeron en la bella simplicidad de la vida en los apacibles días de la Edad de Oro ignoraron la existencia gallarda de nuestro linaje. Fueron madrugadas de pagar mil condenas de crímenes no cometidos tras las rejas de la soledad.

Entonces en la triste y silenciosa tarde donde todos los pobladores de la ciudadela decidieron morir hasta el día siguiente para no ver lo que sucedería, la efigie se desatomizó en el aire, con su manto real y su recién adquirida condición de diosa mortal, embriagada con los licores que se extraen de las bodegas de la materia y de lo efímero. El dolor usurpó los derechos de la lágrima y luego vino la calma, calma resignada, como la que sintió la humanidad el día aciago que murió el primogénito de los dioses y se nos fue en el misterioso cofre de la noche el último de los patriarcas bíblicos.

Manos místicas y devotas dedicadas al arte oculto de tejer los sagrados cultos milenarios trataron de volver todo a la normalidad circundando a los de mi linaje con el incienso de la fe y de la predicción. "Caerán las cadenas del sortilegio" y lo creímos. "La Deidad retornará a la efigie al lugar santísimo del santuario" y lo creímos.

Pasaron las Eras, desfilaron las Edades, el tiempo mostró la triste corona de sus canas, pero nada cambió, todo siguió igual. Glosas escritas en bronces semienterrados en desiertos señalaban en sus letras que la Edad de Oro ya no regresaría, que ya no me pertenecía. Brazos de hiedra pestilente, eterna asaltante de fidelidades, rodearon aquel cuerpo que era mi cuerpo, desecandolo. Pero no me importó. Hasta la sensibilidad se gasta con el uso o pasa de moda.

¿Qué de esta última Edad? ¿Cambiamos el oro del ideal por la piedra de lo común y sin valor? Así es: el mundo cambió. O más bien desapareció bajo los escombros de la ambición de los hombres y las doncellas. Dimensión pigmea ésta a donde a todo se le asignó funciones y nombres nuevos que no que no sirven para nada. Los soles y las luces de la buena costumbre y lo cotidiano que te hacía grande y hermoso se apagaron por completo. El glacial lo cubrió todo con su blanco hielo y escarcha dilatada. El brioso corcel de la Esperanza y el gallardo jinete del amor extraviaron la ruta de la fe: los unos murieron bajo la helada y los otros se ocultaron en cavernas, a la espera de días mejores.

Ahora escribo en este recoveco de alegres hombres de alma moribunda, llevando a mis labios el ámbar de cristal colmado del brebaje que posee el poder secreto y mágico de insensibilizar los corazones o exaltar hasta la furia el alma y la neurona. Rincón este diseñado para la risa falsa o el llanto sincero. Lugar para visitar mas no para quedarse vivir. Vocerío confuso. Humo del cigarrillo que se fuma la vida de los hombres. Melodías roncas y sollozantes que vienen como de muy lejos, enredadas en los corpúsculos y la telaraña de lo antiguo y de la nostalgia. Aquí los instrumentos y las mejores voces perdieron las ganas de cantar y de sonar. Corazón que anhela y llora por lo que no volverá. Para los moradores de este lugar ( tarde lo entendieron ) el presente les fue copa frágil que se les acabó en un primer y único sorbo.

A mi no me importa. Lo que vale es que estoy derramando mi alma integra como una ofrenda en la tinta de este pergamino que ya me sabe a escritura cuneiforme.

6 de Juniode 2009

ANTEPROYECTO SISTEMATIZADOR DE LA LITERATURA APUREÑA DE LOS SIGLOS XIX, XX Y XXI


Prof. Luisa Rivas

luisa.rivas@gmail.com

Fotografía: Arturo Álvarez D'Armas





PRESENTACIÓN

Desde hace unos años, me he inquietado por la falta de sistematización que hay en el campo de la literatura en el estado Apure. Resulta interesante destacar que, en el campo de la historia, el intento sistematizador es notorio. Esto me hace pensar en una interrelación, la literatura y la historia son sintéticas y recapitulativas, ambas tienen por objeto de estudio la actividad humana; como la literatura, la Historia selecciona, simplifica y organiza, selección y organización que presupone lo que Collingwood llamó ‘de imaginación a priori’1, común al historiador y al escritor de ficción. En cuanto obras de imaginación, no difieren los trabajos del historiador y del escritor de ficción. Difieren en cuanto la imaginación del historiador pretende ser verdadera.

Para Mark Bloch, la historia no es solamente una ciencia sino que su estado originario es “…la forma embrionaria del relato, mucho tiempo envuelta en ficciones, mucho más tiempo todavía unida a los sucesos más inmediatamente captables, es muy joven como empresa razonada de análisis”2.

En este sentido, la literatura describe las cosas y las muestra en imágenes; la literatura mezcla el espíritu en lo que describe. La literatura va a la par de la historia, porque es una forma de conocimiento de la cultura, de donde surge, entendiéndose que la cultura crea su propia forma de historia, determinándola y permitiéndole de manera abierta ser subjetiva para dar margen a los distintos sistemas en vigencia. La literatura tiene una función importantísima, la de hacerse legible, teniendo como materia prima el mundo histórico.

La literatura permite la inclusión de discursos de todo tipo, hasta los empíricos, tales como diarios personales, bitácoras, cartas, manuscritos e incluso la prensa; estima los discursos oficiales, los partes e informes; confronta la realidad desde la escritura misma, es decir, se produce un trasvasamiento entre la historia y la ficción, y el punto de encuentro, el vértice, lo vendría a representar la literatura.

Las ficciones literarias están llenas de hechos que existen fuera de la conciencia del escritor; el relato será el marco perfecto para “registrar” hechos y sucesos que serán susceptibles de ser interpretados y, por ende, comprendidos por el lector. A lo largo del tiempo, los discursos históricos y los discursos de ficción se muestran, se cruzan y se articulan de múltiples maneras, haciendo que las fronteras entre uno y otro se diluyan.

En vista de este argumento, propongo la creación de un grupo de investigación que se encargue de estudiar el hecho literario en todas sus expresiones; proyecto ambicioso que tomará forma en la medida que nos podamos avocar a ello.

Objetivo general. Sistematizar el hecho literario en Apure desde el siglo XIX hasta el siglo XXI.

PRIMERA FASE: Creación

Objetivos específicos

  1. Crear el grupo de investigación multidisciplinario.

  2. Crear la normativa por la que se regirá el grupo.

  3. Diagnosticar la situación para generar las líneas de investigación.

SEGUNDA FASE: Ejecución

  1. Indagar documentalmente sobre el quehacer literario desde el siglo XIX hasta el siglo XXI.

  2. Focalizar los aspectos a estudiar de acuerdo a los géneros literarios a saber, crítica y teorías literarias.

  3. Viabilizar la investigación.

  4. Analizar los aspectos estudiados de acuerdo a los métodos, teorías y enfoques literarios.

  5. Presentar productos parciales de lo investigado en revistas y periódicos literarios.

TERCERA FASE: Presentación de resultados

  1. Presentar un producto acabado de lo investigado.

  2. Divulgar el producto final en revistas y periódicos especializados.

  3. Publicar los resultados de la investigación.

El tiempo contemplado para realizar esta investigación, en principio es de 3 años.

En cuanto al lugar para desarrollar la investigación propongo un espacio en la Casa de Bolívar.

En cuanto al financiamiento para accionar el grupo, sugiero nos dirijamos por medio de comunicaciones a entes gubernamentales y empresas privadas.

1. Cfr. R. Collingwood. Idea de historia. México, Fondo de Cultura Económica, 1968, p. 45

2. Marc Bloch. Introducción a la Historia. México, Fondo de Cultura Económica, 1979, p.16