Obituarios de un no-país — video a Alejandro Aguilar

viernes, 4 de diciembre de 2009

CALENDARIO LLANERO

Adolfo Rodríguez


Fotografías: Arturo Álvarez D'Armas



DICIEMBRE


La proximidad de diciembre era presentida cuando se encendían las flores de pascua o navidad entre las macollas resecas, el aguamiel de los meleros, al sol, no exhiben sus amarillos, los algodonales invitan a cosecha, los caraotales de granos pintados y las jabas (grandotas) y los frijolales maraquean. Se ensila en tambores, parte de lo cosechado, para los días invernales y alguna porción se vende, tal vez fanega y media. Hay patillas veraneras entre los algodones y hay quienes sueñan embarrar sus casas en pierna y encalarlas si da cómo. Para lo cual el maíz se esgrana, si de a poquito a dos manos y las tusas sirven de muñecas a las muchachas, que las visten con tiritas de cualquier trapo. Mientras los más pudientes apalean las mazorcas sobre tarimas (troja de palos) o canei, y caen los granitos sobre sacos de fardos o lonas. Se miden con perolas que hacen una cuartilla. que son dos kilos y medio; doce cuartillas: tres almudes que son treinta kilos y siete almudes, la carga del burro. Los saquitos e fardo cogen treinta y cinco kilos. Otros venden sus reses o rajan leña para vender, prefiriendo la de guatacaro de flor blanca y brasa grande y rojita. Las cuentan por pares: quince pares un tercio, que es la carga del burro, que si el leñador anda solo, coloca una estaca que sostiene el otro lado del sillón, mientras pega la leña.

Médanos de La Soledad, estado Apure.

El agua la buscan en lagunas, en dos barriles que hacen una carga. Los construían por allí, con madera, que si es de tarare, que abunda, se estaponan, siendo de cedro, menos montonero, los más resistentes.


De regreso del pueblo se trae café, papelón, manteca e cochino (en botellas), aliños picantes, cebolla, ajo, sal, porque lo demás se consigue en el campo: maíz criollo, chiquito, maíz cariaco, maíz amapito, para el carato o la masa después que se pisa o se pila y se sancocha; carne e cochino gordo para el picadillo (un perolón), gallina o pavo grande, que con los huevos, papas, cebollas, cebollón y ocumo esmoronao.


-nada de encurtidos


Para envolver las hallacas mejor es la hoja de topocho que los dones separan del palillo, esos tallos que los muchachos convierten en “orejas de burro” y las hacen sonar. Las largas pencas se suasan, para embarrarlas luego con la masa onotada.


Y por la noche el amarre, todos a una, congregados como en un hermoso y alegre ritual, entre cuentos, enamoramientos y gracejo, sirviéndose de cabuyas que extraen de la planta de manirito o manirote. La primera “camada” es como de cincuenta hallacas, cuando muchos andan terecos con la caña blanca o ron de caña adquirido en los alambiques del trayecto, mientras los músicos afinan el violín, el bandolín, la guitarra para una parranda hasta el amanece.


Rara era la casa donde no se hacía hallacas, persogos de hallacas, canastos que hasta se perdían.


-la hallaca no valía ná. A todo el que llegaba se le daba-

.

El carato endulzado con panelas que traían de las vegas.

Y dulce de lechoza.


Contaban tres pascuas; la de navidad, la de Año Nuevo y la de Reyes. En cualquiera estrenando, camisón, camisa, pantalón, alpargatas o sombrero.

Y antes de año nuevo, un día de libertades bajo el pretexto de la conmemoración del día en que Herodes manda degollar a los inocentes. El 28 de diciembre, llamado también Día de los Locos, porque algunos se disfrazan y, entre cantos y danzas, se apropian de lo que quieran, con el permiso incluso, de alguna autoridad y el consentimiento general. Agarrar por inocente a otro, sirviéndose del engaño, forma parte de esa especie de liberalidad plena asociada a la locura y la inocencia.


La garza en el estero, entre La Negra y Puerto Miranda.


-en diciembre es más frecuente ese asunto de romances-recuerda José Rondón

Y reflexivo agrega:


-Yo no sé que corrupción hay: si es la emoción de la gente a los pueblos... hay mucha corrupción.


El solsticio de verano parece asomando en una estancia de Lazo Martí en La Silva Criolla en la que el poeta barinés Arvelo Torrealba cree advertir tierras oreadas y brisotes característicos de la época:


“Sobre la falda / de toscas malezas entreteje / la parásita en flor, áurea guirnalda; / cuelga, blanco vellón, de su costado / el nido comenzado; / regio collar de abiertas campanillas / la trepadora mazamaza enreda / y en dos porciones la coraza rota, / despide al aura leda / del nevado cairel de su bellota / trenza brillante el orozul de seda.


“Tras la menuda flor cuaja el uvero / su gajo tempranero / sus nacarados frutos en el limo / el punzador curujujul engendra; / la maya erige colosal racimo / y desprende el merey sabrosa almendra; / señuelo de su copa en lozanía, / encendidos granates el orore / en mil estuches cría; / emulando la escarcha / el espinito su jazmín estera, / y del verde mogote en la cimera / abre su flor simbólica la parcha.


“…….. / por la margen del caño / espárcese el rebaño; / tiemblan reverberando los confines, / y borracha de sol y miel llanera, / celeste mariposa mensajera / batiendo va sus cuatro banderines”


Feliz habitador, Lazo Martí, de aquellas cotidianidades y andurriales llaneros, alguna vez cargó consigo una de aquellas “flores de pascua” montaraces y simbolizó con ella alguna congoja. .


José Ramón Medina publica en 1948 todo un poemario para cantar motivos sugeridos por tales días: Rumor sobre diciembre:


¿Quién canta el anuncio leve

del tránsito de diciembre?


Uno de tales cantos -Estampa breve para un mes- dice del “regazo tibio”, premonición de utopías: “un país de aromas que mis sueños persiguen”, “suave territorio de la infancia”, instante de escoltar “andariegas blancuras”.


Diciembre, para Jorge Plaz, es “el mes en que se limpian callejones / en los potreros y en la fundación.


/…en que se cogen las queseras / y empieza el amanse de novillas; el mes en que más bellas por las noches / en el cielo alumbran las cabrillas.


“Recogen los llaneros sus madrinas / de caballos trabajo que han de empezar / y el padrote celoso en el hatajo / lleno de ardor, se oye relinchar.


“La peonada se encuentra en los caneyes / preparando sus bestias ensilladas / y la llanura incierta los atrae / Y les brinda su amor cual un cantar.


Las noches de verano preferidas de la poetisa y maestra Luisa Rojas (Lux), desde "la desvencijada mesa" que le servía de escritorio: "las apacibles y silenciosas noches en que solo las estrellas envían a la tierra un escaso raudal de luz". Mientras que en noches de luna, "hay ecos de risas, notas de cantos, música de bandolines y aquella alegría ruidosa y frívola que no es la que ansía el alma impresionable y soñadora”, pues su deleite es con "la apacibilidad de aquellas otras...en que todo calla, todo duerme y sólo las luciérnagas describen derroteros de luz que brillan un instante y aparecen y desaparecen como la fugitiva imagen de la esperanza"


Médanos de La Soledad, estado Apure.


En tanto De Armas Chitty, también por Santa María de Ipire, recuerda que "Por días de diciembre, familias comenzaban a elaborar los papagayos. El cielo ancho... se llenaba de pájaros de papel. Sobre el cocal de la Tejería, sobre los algarrobos de El Pueblito, sobre los javillos de El Morichal, sobre los cujisales de Misa Cantada, más allá de los mamones de Juana Ruiz y del cafetal de Pilar Díaz, por el este cuando era selva y no potrero, se alzaban silbantes y agudos los papagayos. Y qué algarabía rompía el aire cuando las puntillas ocultas en las colas cortaban los tensos hilos y los globos multicolores eran aventados por la brisa. Hacia el crepúsculo, que en el pueblo de Ipire es como un país de pájaros y colores, el viento de la tarde iba empujando discretamente aquellas naves en derrota, naves de papel que encallarían en quién sabe qué lejana bahía.


"Todo respiraba alegría. Rojos y agresivos en sus cuerdas, los gallos se acondicionaban para los desafíos de la Pascua navideña. Los sambos envueltos en sus trajes de sangre oscura; los canagüeyes con charreteras rojas y doradas; los marañones, grises, con el pecho negro o blanco y las alas de púrpura; los pintos, ya rojos y blancos o blancos y negros, pero de pintas menudas, como peonías o caraotas o dados; los gallinos, jabados o amarillos terrosos. En las cuerdas de El Cerrito, de Pueblo Nuevo o Los Merecures, los gallos, muchos célebres porque habían triunfado en varios pueblos vecinos, parecían estar convencidos de su importancia.


"Cuando el pueblo era centro de algún desafío... se desbordaba en fiesta permanente. Empanadas, arepitas, carato, guarapo frío, el que se hace de papelón, limón y agua; guarapo o guayoyo, hecho con café delgado; guarapo de cañas, el extraído directamente de la caña; hallacas, hallacas de hojas, todo el arsenal de comidas múltiples del pueblo se tendía en las calles, junto a la gallera, mientras botiquines improvisados vendía licores diversos: brandi, lavagallo, guarapita, cuba libre, frescos de todo tipo. Los tarantines se multiplicaban y había en las gentes, al par del orgullo de ser hospitalarios con los extraños, el otro orgullo de poseer los mejores gallos"


Para La Guía Ecoturística de Venezuela de Miro Popic Net

El Galápago Llanero se encuentra en apareamiento.

Las Corocoras migrando de los Llanos altos hacia los bajos.

Por los bosques de galería los Morrocoyes nidifican.

La Ceiba pierde sus hojas para dar paso a la floración.

Salen de los huevos las crías de las Babas y los adultos se concentran en los cuerpos de agua permanentes.

Final del período de muda y comienzo del celo del Pato Carretero. Los machos. Formando algarabía, con sus desatentados combates, distantes las hembras. Es el único ganso venezolano y buen marido por formar pareja de por vida.

Nidifica el tautaco entre las matas.

El Barraquete Aliazul llega del Norte, el único pato norteamericano que migra a la Cuenca Amazónica.

Noviembre-diciembre, durante dos o tres semanas, los patos guiriri pico negro, guiriri picos rosado y el pato real, no vuelan porque están mudando de plumas y son depredados o cazados `por gavilanes y caricares. Los pelones huyen nadando o buceando.

Y afanosamente las iguanas hembras excavan sus nidos en la arena de los bancos, para ocultar sus huevos.

Loa vegueros la noche de Año Nuevo procuran signos en el cielo para sus siembras.


Palmas en el estero, entre La Negra y Puerto Miranda.


BIBLIOGRAFIA CONSULTADA


Guía Ecoturística de Miro Popic Net, revisado en http://www.miropopic.com/ecoturistica/ (enero 2009)

LAZO MARTI, Francisco Poesías Caracas; Academia Venezolana de la Lengua, MCMLXXXVIII.

MEDINA, José Ramón. Poesías, 1961

OLIVARES FIGUEROA, R. (1960). Diversiones Pázcales en Oriente y Otros Ensayos. Caracas: Imprenta Nacional.

Ramo, Cristina y Ayarzaguena, José. Fauna Llanera: Apuntes sobre su morfología y ecología. Caracas: Cuaderno Lagoven, 1983.

RODRÍGUEZ, Adolfo. Historia de la Tierra de Ipire, 1998

RODRÍGUEZ, Ernesto Luís. Tiempo de Volver, 1982

TORREALBA, Antonio José El Diario de un Llanero, Caracas: UCV 1987.

INFORMANTES: Ana Socorro del Corral, Félix León, José (Cheo) Rivero, Rodrigo Rondón, Marcos Natera, Justo León y José Rondón.